El Método Singapur cambia el tipo de problemas para evitar generar un hábito rutinario que desenfoca al alumno de la realidad de las matemáticas y de su lógica trasladada a la vida real.
Todas las tareas de matemáticas se pueden dividir en dos grupos: tareas de cálculo y problemas. Estos se dividen en problemas de solución cerrada y problemas con solución abierta.
Son aquellos problemas bien estructurados, en el sentido de que su solución se halla a través de tareas claras y bien definidas.
La solución a estos problemas siempre se puede determinar de forma fija por los datos dados en el problema.
Tienen una formulación que no es clara y precisa, hay datos que faltan o que no tienen un procedimiento bien definido que garantice una correcta solución.