El Método de Singapur es un compendio metodológico estructurado sobre la base de la resolución de problemas creado en 1982. Sus principios pedagógicos están basados en el currículo de Matemáticas de Singapur que toma los estudios de Jerome Bruner, Richard Skemp y Zoltan Dienes, y las teorías de Lev Vygotsky sobre el desarrollo y el aprendizaje.
Este método promueve el desarrollo de procesos, habilidades y actitudes que desarrollan el pensamiento matemático.
El currículo en espiral retoma los conocimientos previos, los refuerza y les da sentido en un contexto nuevo. El estudiante tiene varias oportunidades para generar un aprendizaje significativo y comprensivo, a diferencia del aprendizaje operacional del diseño curricular lineal.
El método Singapur toma la propuesta de Jerome Bruner de diferenciar el aprendizaje en tres procesos: enactivo- icónico- simbólico.
En la primera etapa, el alumno debe usar materiales concretos, manipulativos u objetos de la vida cotidiana para verbalizar el problema; en la segunda fase crea una representación gráfica de las relaciones entre cantidades o los procesos matemáticos subyacentes que resuelvan el reto o problema a resolver (empleando, por ejemplo, el modelado de barras) y, en la tercera etapa, enlaza esos procesos con los algoritmos y formulaciones de la matemática más abstracta.
Concreto
Pictórico
Abstracto
Según Richard Skemp hay dos tipos de comprensión: la instrumental en la que los alumnos deben aprender a operar sin conocer la razón de esa operación y la relacional donde sin saber operar conocen el razonamiento lógico que explica lo que deben hacer. Para Skemp se debe mantener el foco de la enseñanza matemática en la comprensión relacional y la instrumental deberá ir en paralelo para poder crear un aprendizaje significativo.
El aprendizaje es un proceso activo y para generar una completa comprensión conceptual los alumnos deben pasar por estas tres fases: enactivo, icónico y abstracto.
Zoltan Dienes habla de la importancia de distintas representaciones multimodales para desarrollar completamente una comprensión relacional. Uno de sus principios es el de la concretización múltiple, tanto para que puedan manifestarse las diferencias individuales en la formación de los conceptos como para que los niños vayan adquiriendo el sentido matemático de abstracción, la misma estructura conceptual deberá ser presentada en tantas formas perceptivas como sea posible.
Las estructuras cognitivas son patrones de las acciones físicas o mentales que corresponden a las distintas etapas del desarrollo. Durante la etapa de educación primaria, debemos exponer a los niños a acciones motoras y material concreto para que sus relaciones matemáticas tengan una fácil asimilación.
Cuando los alumnos comparten sus experiencias con sus semejantes y verbalizan lo están haciendo refuerzan lo aprendido en discursos internos que internalizan su comprensión. En el Método Singapur la estructura del plan de estudios está adecuada a la "zona de desarrollo próximo" para poder enseñar cada contenido según lo que puede y debe aprender el niño y así adecuar el contenido según su etapa de desarrollo.
En el Método Singapur la práctica está estructurada para reforzar el ánimo de los alumnos hacia su progresión en las metas de aprendizaje. En nuestro modelo de enseñanza, los profesores disponen de múltiples actividades para practicar, en la fase de consolidación, las habilidades y conceptos de forma que potencien su comprensión. El uso de cadenas lógicas, cubos conectables, modelado de barras, rectas numéricas y otra amplia multitud de materiales consolidan la comprensión de los alumnos y les ayuda a subir el nivel de aplicación de lo aprendido.
En el modelo de enseñanza de Método Singapur los estudiantes consiguen trasladar de forma sencilla sus experiencias sensoriales a su memoria a largo plazo gracias a asociaciones que dan relevancia a los conceptos y habilidades practicadas. De esta forma, el programa de Método Singapur consigue que recuerden el qué, el cómo y el para qué de los conceptos matemáticos.